Para aprovechar al máximo el potencial que ofrecen tus plantas, es necesario preservarlas lindas y saludables, manteniendo las proporciones de agua y luz que requieren dependiendo del tipo. Así mismo, es fundamental realizar una limpieza frecuente de sus hojas para garantizar que estén libres de polvo, grasas o cualquier otra sustancia que pueda bloquear esa luz que tanto necesitan. Si estás interesada en conocer más sobre el tema, en esta entrega te invitamos a explorar juntos las mejores ideas acerca de cómo limpiar las hojas de tus plantas.
En primer lugar, es recomendable determinar con qué frecuencia necesitas efectuar una limpieza de hojas, y esto va a depender de la zona donde vivas. Si resides cerca de una calle transitada, muy probablemente tus plantas requerirán un aseo profundo cada dos semanas. En términos generales, está atenta y palpa la superficie de la hoja para comprobar la cantidad de polvo acumulada, y sabrás si es ya necesario realizarla.
En cuánto a los suministros de limpieza a usar, resulta conveniente que evites los químicos de ningún tipo al momento del lavado. Casi todos, incluidos detergentes o productos biodegradables que prometen óptimos resultados, e inclusive los sustitutos naturales como la leche, el vinagre o zumo de limón diluidos en agua, pueden afectar negativamente a la planta, generando capas en la superficie y otros daños colaterales indeseables.
Para las plantas pequeñas
El método de limpieza más recomendado para las de menor tamaño consiste en sumergir el follaje en un balde de agua tibia, y agitar las hojas delicadamente dentro del líquido. Para ello deberás invertir la planta, y mantenerla agarrada por la base. Puedes regar la planta antes, para que la tierra no caiga al invertirla, o bien cubrir la boca de la maceta con un papel film. Igualmente, estas recomendaciones pueden ser adaptadas para plantas de mayor robustez como los helechos.
Así mismo, recuerda que muchas plantas pequeñas, como variedad de suculentas y cactus, son de hojas frágiles, y no soportan este método de limpieza. En estos casos es más conveniente usar un rociador con agua igualmente tibia.
Para las medianas
Para los ejemplares de porte medio se aconseja colocar la planta en el fregadero, la ducha o el patio y lavarla, preferiblemente con agua tibia y a muy baja presión. Asegúrese de sostener la hoja con la otra mano mientras aplica el líquido. En ambos casos, tanto pequeñas como medianas, espera a que las plantas sequen completamente antes de moverlas nuevamente a su sitio.
Las más grandes
Las plantas de gran tamaño, o que tienen pocas hojas, como la lengua de suegra, son más fáciles de limpiar, ya que no requieren traslado, y simplemente puedes aplicarles un trapo limpio y húmedo in situ para quitar el sucio. Una vez realizado este aseo, mantén las libres de polvo con un plumero o una brocha pequeña.
El proceso de lavado, igualmente, va acompañado de eliminar hojas muertas o en mal estado, y podar las puntas de aquellas resecas. Para ello, usa tijeras limpias y esterilizadas, siguiendo el contorno de la hoja. Así se verá más natural. Adicionalmente, se aconseja completar todo el proceso con el mantenimiento a fondo de las macetas y maceteros, dependiendo de su material de construcción.
Si deseas, puedes agregar un poco de brillo a las hojas verdes y de gran tamaño, pasando el interior de la cáscara del banano o plátano sobre la hoja. Otro truco recomendado es aplicar un trapo humedecido en una solución de agua y cerveza. Solo recuerda a este punto evitar los aceites para abrillantar, bien sea de coco, oliva o de bebé, ya que no permitirán que la planta respire adecuadamente.
Finalmente, si tienes plantas artificiales, debes saber que acumulan mayor cantidad de polvo que las naturales. Para ellas puedes aplicar los mismos pasos aquí descritos, añadiendo soluciones jabonosas a base de detergente muy diluido, seguidas de un trapo húmedo con agua limpia.
Esperamos que estos consejos hayan sido de utilidad para mantener la belleza y salud de tus preciadas plantas.